Opinión



DESAPARECIDOS EN COLOMBIA Y ANTIOQUIA
Suena terrible, pero es real;  El número  de desaparecidos que en la actualidad se maneja en el país y teniendo en cuenta que solo es de  los tres últimos años hasta mayo de 2010, Y  presentada a consideración por organismos de investigación, es de  38.255, pero si retrocedemos en el tiempo,  la cifra total del conflicto armado en Colombia escalofriante y sumado a los métodos empleados para su desaparición  son  aterradores. En Colombia los desaparecidos de los últimos 20 años es de 50.000 personas  y más de 27.000en los últimos 15 años, lo cierto es que en Colombia se habla de “cientos” y “miles” de ciudadanos desaparecidos por la fuerza y  nadie tiene una cifra definitiva.                                                                                                                                                   Las víctimas son el resultado de un conflicto cruel, injusto y despiadado en el cual intervienen tres actores; la guerrilla, los paramilitares y los agentes del estado, estos últimos actuando en complicidad en ocasiones con grupos al margen de la ley y escudados en un fuero el cual le brinda protección y que resulta difícil entender, el porqué al  ser miembros del estado,  no se les puede tocar, sin embargo siguen cometiendo actos de desapariciones y Si hablamos de los falsos positivos tenemos que decir, que estos son la muestra palpable de violación de los derechos humanos, cometidos por integrantes de la fuerza pública en el afán de conseguir licencias o estímulos que satisfagan sus carreras militares, o a los altos mandos en materia de resultados operacionales, lo cual es deplorable y aberrante desde todo punto de vista. 
Si bien en todo el territorio nacional se escucha hablar de desaparecidos, aun no es claro cuántos cayeron en manos de la guerrilla, del estado o de los paramilitares, lo cierto es que las mayores denuncias y procesos recaen sobre estos últimos. De la cifra total de personas desparecidas, 18.236 casos se denunciaron en el último año, mientras que 15.696 corresponden al 2008 y 4.323 al 2007, lo que evidencia una moderación paulatina del fenómeno. Entre las causas, que se pueden mencionar como efectos de desaparición tenemos:  

La actuación de los grupos armados ilegales que actúan en el territorio nacional y a la función represiva que, en ocasiones, se les otorga a las fuerzas de seguridad para silenciar a la oposición, además los grupos emergentes al servicio del narcotráfico, cuyo accionar en algunas departamentos y que por el control de territorio donde operan, se llevan por delante la población civil, sufriendo esta los embates de un conflicto alimentado por las drogas, lo que genera desapariciones forzadas.
Organismos  y entidades gubernamentales y no gubernamentales, como la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, La  Procuraduría, la Vicepresidencia, Medicina Legal, ASFADDES, la Comisión Colombiana de Juristas y el CICR;  tienen sus propias cifras las cuales siendo  de un lado más que del otro, es sorprendente ver como cada año los desaparecidos son cada vez mas y pareciera que aún la lista es interminable, debido a que el conflicto y sus tentáculos se mueven  impredeciblemente. Por ejemplo para el CICR, al cifra entre 1994 Y 2005 la cifra de desaparecidos es de 3.600 personas, mientras que para la procuraduría entre 1993 y 2005, el numero es de solo 829 personas, pero cifras como la de la Vicepresidencia entre 1997 y 2005 los números son mas grades, en esos años los desaparecidos  fueron  4.177, lo  que nos indica que son cifras muy creíbles, pues vienen del seno del gobierno.       

 A pesar de las diferencias entre las estadísticas, en ellas se identifica que las regiones más afectadas han sido Arauca, Magdalena Medio, Antioquia y Cundinamarca; que los grupos paramilitares son históricamente los principales autores de este delito, según registros de la Comisión Colombiana de Juristas, y del Cinep en su revista Noche y Niebla, y que el mayor número de casos ocurrió entre 2000 y 2003.
Según la Comisión Colombiana de Juristas, por omisión, tolerancia, aquiescencia o apoyo, se le atribuye al Estado la mayor responsabilidad en los casos de desaparición forzada y, en un menor porcentaje, por perpetración directa de agentes estatales. Después de los grupos paramilitares, en la lista de presuntos perpetradores aparecen el Ejército, la Policía y la Armada, en ese orden.   Más aún, las estadísticas indican que mientras aparecen los cuerpos de algunos ciudadanos, otros desaparecen, como lo revelan las cifras del Instituto de Medicina Legal.
Las víctimas de este delito son, en su mayoría, colombianos que hacían parte o adelantaban labores con comunidades y sectores populares, con cooperativas, juntas de acción comunal, movimientos estudiantiles, organizaciones sociales y de derechos humanos; simpatizantes o militantes de grupos de izquierda, además líderes indígenas quienes viven en regiones de alto conflicto o ricas en recursos.
En diferentes lugares del país, hay familias que están sufriendo la tragedia de la desaparición forzada, que suplican el fin del viacrucis y que piden que les devuelvan a sus seres queridos, así sea sus cuerpos para darles sepultura. Prefieren recibir una mala noticia a continuar en la incertidumbre, dicen algunos familiares de las víctimas.
Con la desmovilización de más de 30 mil paramilitares ha conducido a la ubicación de decenas de fosas comunes: 240 cuerpos de colombianos han sido encontrados y, según la Fiscalía General, se espera encontrar 2.500 más. Sin embargo, el delito de la desaparición forzada continúa en el pais
                                                                                                                                                           En enero de 2010, aparece En el pequeño pueblo de La Macarena, región del Meta, 200 kilómetros al sur de Bogotá, una de las zonas más calientes del conflicto colombiano, se está descubriendo la mayor fosa común de la historia reciente de Latinoamérica, con una cifra de cadáveres "NN", enterrados sin identificar, que podría llegar a los 2.000, según diversas fuentes y los propios residentes. Desde 2005 el Ejército, cuyas fuerzas de élite están desplegadas en los alrededores, ha estado depositando detrás del cementerio local cientos de cadáveres con la orden de que fueran inhumados sin nombre.
 De acuerdo con la ley  y con el avance de la cultura de los Derechos Humanos y la vigencia de la Constitución Colombiana de 1991, las fosas comunes están proscritas en Colombia y los cuerpos de las personas no identificadas o no reclamadas por sus familiares y allegados deben ser inhumados en fosa individual y debidamente registrados de manera que en el evento de un reconocimiento puedan ser fácilmente localizados y entregados sus restos a sus familiares.        
                                                                                                                      
Grupos armados al margen de la ley transformaron en improvisadas fosas comunes los solares, comedores y demás espacios de modestas viviendas ubicadas en zonas donde disputaban la lucha por la territorialidad. Las fosas comunes que utilizan los criminales son espacios de cerca de 50 centímetros de largo por 70 de profundidad con el fin de impedir la localización de las mismas por parte de los organismos encargados de la investigación criminal. El ultraje de los cadáveres depositados en las fosas comunes llega al extremo de la barbarie.  

    



 JUEGOS SURAMERICANOS, MEDELLÍN 2010
Los novenos juegos suramericanos Medellín 2010 fueron sencillamente espectaculares; estos celebrados entre el 19  y 30 de marzo, dejaron un balance positivo en muchos aspectos  no solo para la ciudad, sino para Antioquia y Colombia. En materia de organización, quedó demostrado que fue un evento  de talla mundial el que vimos en nuestra ciudad, en  infraestructuras deportivas, estuvimos a nivel de los mejores del mundo y en  seguridad, la policía nacional cumplió con su parte, pues no hubo hechos que lamentar durante la celebración de los mismos, además no podía faltar el calor humano y la amabilidad de los anfitriones para recibir con tanto amor a las quince delegaciones participantes en el certamen deportivo.
Haciendo un recuento de ellos, es necesario resaltar que: desde su inauguración hasta su clausura, los juegos suramericanos, nos cautivaron, la ciudad se vistió de blanco, de júbilo, de alegría, y de sonrisas para brindar paz a todos los visitantes, sus habitantes demostraron su cultura, no solo en las calles, sino en los diferentes escenarios deportivos donde se llevaron a cabo los diferentes encuentros, apoyando a nuestros atletas, y mostrando respeto por los adversarios.
En la visita realizada el sábado 27 de marzo a la unidad deportiva Atanasio Girardot, epicentro de los juegos, pudimos observar lo siguiente: lo imponente de los escenarios deportivos y como se levantan en forma de montañas, representando el sistema montañoso que rodea la ciudad. Además el acondicionamiento o mejoramiento de otros, para así cumplir con lo exigido por el ente organizador. Vimos también algunas delegaciones participantes y la alegría reflejada en sus rostros al estar en la tierra de la eterna primavera, delegaciones como chile, argentina, Brasil, Venezuela, no solo lo dejaron todo en los escenarios, sino que parte de sus sentimientos se quedaron en  Medellín.
Si bien en materia de organización, de infraestructuras deportivas y de seguridad, estuvimos a la atura, para algunos la inversión de  350 mil millones de pesos que costaron los juegos, o en particular los 12 mil millones de solo en  la inauguración, se hubiera podido emplear en otras áreas tales como: la educación, la salud, y viviendas y por no decir; donde escondieron en esta ocasión los cientos de indigentes o habitantes de la calle que deambulan por las calles de algunos sectores del centro de la ciudad. Solo por mostrar la buena cara de la misma, haciendo a un lado los grandes problemas sociales, de seguridad o de otra índole que actualmente afronta Medellín.
Por último los juegos fueron una vitrina para la cuidad, Antioquia y Colombia y que a su vez fugases, porque solo nos alegraron por dos semanas, aunque con gran festejo para todos los colombianos, pues por primera vez  terminamos campeones de las justas deportiva suramericanas,Un logro jamás alcanzado.